El inclemente sol de la mañana del viernes santo iluminó la meditación del viacrucis, el cual acompaña el camino de Cristo hasta la cruz; es el ejercicio que los cristianos realizan para conmemorar el sufrimiento que el Señor vivió por la salvación de la humanidad.
En la capilla María Auxiliadora, a tempranas horas la venerada imagen de Jesús Nazareno presidió este piadoso ejercicio recorriendo las calles aledañas a la obra salesiana. En cada una de las estaciones se presentaron intenciones particulares; la participación del pueblo fue del todo fiel mostrándose un ambiente lleno de fe y penitencia reconociendo las culpas que tenemos y pidiéndole al Señor tenga piedad de cada uno de nosotros.